Hope 4 a Street Dog volunteer, Sara, was on her way to enjoy the beach when she saw a dog in such awful condition that she could not keep driving. This is the story of Codi, who just needed someone to believe in him, and give him the love and care necessary to survive. Thank you Sara, for your kind heart and for sharing Codi’s story.
(Español abajo)
I found Codi on the way from Playa Negra to Marbella on October 4, 2020. He was all bones, coughing and was unable to stand. It is the most extreme case I have ever worked with. I asked at the nearest house and they told me that their nephew abandoned him 4 months ago and since then he had lived on the street. Nobody took care of him. On the way back from Marbella I picked him up and took him home.
The next day we went to the vet: we drew blood from him (it looked like water), he had fluid in his lungs, a severe shaking in his leg that indicated neurological damage and he barely had hair. Within 2 minutes of seeing him, the vet hinted to me that the situation was very complicated and that Codi had about a 5% chance of survival. I decided not to do any more tests since at that point I thought it was not worth going down that road.
“The medication he needs is going to kill him, and if he doesn’t take it, he will die anyway. It is very likely that he will die tonight at home,” the vet told me.
Of course it is not easy to manage this type of situation, you have to have a cool mind and an open heart at the same time. But my first response is always to give the animal a chance to show whether or not it can survive. There was no doubt that I preferred him to die at my house having tried. I cried because of all that tension and responsibility; I needed to vent so that I could later transmit faith and optimism to Codi.
The vet is 40 minutes from home, so before going home I bought everything we needed: medicine, chicken and liver to cook for him (he couldn’t eat solid food), cushions and blankets. I took him home and situated him in my bathroom so that he would be in a safe, clean and dry place. In the middle of the rainy season there are daily storms and the humidity was not going to help him recover.
“You will never spend a night under the rain again!” I said.
We arrived home; I gave him broth, the medicines, and put him to sleep. During the night, I gave him more broth and took him down into the garden several times, while I lifted him with one arm and teased him about how light he was. So we spent the next few days, in “intensive care” but each day became more optimistic for his recovery.
At the end of the week the vet couldn’t believe it when he saw him “half-walk” into the office. On this second visit we weighed him (12kg), did a blood test and a test for common diseases here. His blood was a little more colored already, and Codi tested positive for tick fever and heartworm. After the results we improved the treatment plan; his body accepted it well and he also gained weight very quickly.
After a few weeks Codi began to eat normally. With the dry season, his skin improved dramatically. And now that Codi is stronger, his trembling leg is better too.
Codi is a young dog (1 year and a half), intelligent, strong (he already weighs 25 kg!), Sweet and protective. He is completely sociable with other dogs and I have adapted him to cats. We have a visit to the vet soon and he will surely recommend that we continue with medication for a while longer, but apart from that Codi already leads a completely normal life.
Throughout this adventure, Codi and I have had a lot of support from friends in Europe, the United States, and Costa Rica who have followed his case. We thank you once again for your words and your help! Now we have to face the next challenge as the time has come for Codi to find his forever family. Like all rescued dogs, Codi is polite, appreciative, and independent. The only thing he asks for is the same unconditional love that he is willing to give you. Would you like to adopt Codi or help him? Send a WhatsApp to +34659854140 for information on how to proceed.
Sara Rovira
Encontré a Codi en el camino de Playa Negra a Marbella el 4 de octubre de 2020. Estaba en los huesos, tosiendo y no se tenía en pie. Es el caso más extremo con el que he trabajado. Pregunté en la casa más cercana y me dijeron que su sobrino lo abandonó 4 meses atrás y desde entonces había vivido en la calle. Nadie se hizo cargo de él. En el camino de vuelta de Marbella lo recogí y me lo llevé a casa.
Al día siguiente fuimos al veterinario: le sacamos sangre (parecía agua), tenía líquido en los pulmones, un tembleque severo en la pierna que indicaba daño neurológico y apenas tenía pelo. A los 2 minutos de verlo, el veterinario me insinuó que la situación era muy complicada y que Codi tenía un alrededor de un 5% de posibilidades de sobrevivir. Decidí no hacerle ningún examen más ya que en ese punto pensé que no valía la pena ir por ese camino.
“La medicación que necesita lo va a matar, y si no se la toma se morirá igual. Es muy probable que se te muera esta noche en casa”, me dijo el veterinario.
Por supuesto no es fácil gestionar este tipo de situaciones, hay que tener la mente fría y el corazón abierto al mismo tiempo. Pero mi primera respuesta es siempre la de dar una oportunidad para que el animal demuestre si puede o no puede sobrevivir. No había duda de que prefería que se muriera en mi casa habiéndolo intentado. Lloré por toda esa tensión y responsabilidad; necesitaba desahogarme para luego poder transmitirle fe y optimismo a Codi.
El veterinario está a 40 minutos de casa, así que antes de volver a casa compré todo lo que necesitábamos: medicinas, pollo e hígado para cocinarle (no podía comer sólido), cojines y mantas. Me lo llevé a casa y lo instalé en mi baño para que estuviera en lugar seguro, limpio y seco. En plena época lluviosa hay tormentas diarias y la humedad no le iba a ayudar a recuperarse.
“¡Ya nunca más pasarás una noche bajo los aguaceros!”, le dije.
Llegamos a casa; le di caldo, las medicinas y lo puse a dormir. Durante la noche, le di más caldo y lo bajé al jardín varias veces, mientras lo alzaba con un solo brazo y le hacía bromas sobre lo ligero que era. Así pasamos los siguientes días, en “cuidados intensivos” pero cada día más optimistas con su recuperación.
A final de semana el veterinario no lo podía creer cuando lo vio entrar “medio” caminando a la consulta. En esta segunda visita lo pesamos (12kg), le hicimos un examen de sangre y el test para enfermedades comunes aquí. Su sangre ya tenía un poco más de color, y Codi dio positivo para fiebre de la garrapata y gusano en el corazón. Después de los resultados mejoramos el tratamiento; su cuerpo lo aceptó bien y también engordó muy deprisa.
Pasados unas semanas Codi empezó a comer normal. Con la temporada seca, su piel mejoró drásticamente. Y ahora que Codi está más fuerte, su pierna con tembleque está mejor también.
Codi es un perro joven (1 año y medio), inteligente, fuerte (¡ya pesa 25 kg!), dulce y protector. Es completamente sociable con otros perros y lo he adaptado a los gatos. Tenemos una visita al veterinario pronto y seguro que nos va a recomendar seguir un tiempo más con medicación, pero aparte de eso Codi ya hace vida completamente normal.
Durante toda esta aventura Codi y yo hemos tenido mucho apoyo por parte de amigos en Europa, Estados Unidos y Costa Rica que han seguido su caso. ¡Os agradecemos una vez más vuestras palabras y vuestra ayuda! Ahora tenemos que afrontar el siguiente reto ya que ha llegado el momento de que Codi encuentre a su familia definitiva. Como todos los perros rescatados, Codi es educado, agradecido e independiente. Lo único que pide es el mismo amor incondicional que el está dispuesto a darte. ¿Te gustaría adoptar a Codi o ayudarle? Envía un WhatsApp a +34659854140 para información sobre cómo proceder.
Sara Rovira